Acné

El acné es más evidente en algunos adolescentes debido a causas
hereditarias así como a la alimentación y cuidados que se han tenido

Definición y causas

El acné es la afectación cutánea del folículo pilo-sebáceo de etiología multifactorial que aparece preferentemente en la cara, en el pecho y en la zona superior de la espalda. Se caracteriza por la presencia de lesiones en diferentes grados de evolución: comedones o puntos negros, pápulas o granos rojos, pústulas o granos blancos, nódulos o pústulas enquistadas y cicatrices residuales.

El acné en la mayoría de veces se presenta en  adolescentes y adultos jóvenes. Sin embargo, hay algunos tipos específicos de acné poco comunes  que aparecen en adultos, en recién nacidos y niños.

La causa del acné está directamente relacionada con la susceptibilidad genética; es decir, hay mayor riesgo de desarrollar acné si uno de los padres presentó la enfermedad en la adolescencia. Los cambios hormonales también se encuentran estrechamente relacionados en el desarrollo de la enfermedad; esto lo demuestra el hecho de que el acné se presente con mucha mayor frecuencia en la adolescencia (momento en el cual hay un desorden hormonal significativo), en el embarazo, en el momento de la menstruación, con el uso de píldoras anticonceptivas y en enfermedades del sistema endocrino.

Históricamente  el acné no era considerado como una enfermedad y en consecuencia no recibía un tratamiento efectivo, interfiriendo con el desarrollo sicológico y social del paciente.

Clínica

Las lesiones se distribuyen en lugares en donde hay mayor número de glándulas sebáceas; es decir, en cara, región superior del pecho y espalda.

La lesión característica se inicia (donde se tapa el poro) se llama comedón (espinilla o punto negro), es una lesión no inflamada, que puede estar abierta o cerrada. Cuando este comedón entra en contacto con bacterias que normalmente están en la piel (Propionibacterium acnés),  éstas ingresan al folículo piloso, generan alteraciones en la grasa que estaba taponando el poro y originan cambios que se traducen en inflamación; hay reclutamiento de células de defensa, lo cual se manifiesta clínicamente como una pápula (grano rojo) y como una pústula (grano rojo con punta blanca o verdosa).

Cuando estas lesiones son más profundas y se inflaman en mayor proporción aparecen los nódulos y quistes (lesiones  redondas, firmes y dolorosas). De acuerdo al compromiso y al predominio de lesiones el acné puede ser clasificado en 3 grupos:

Leve: no tiene componente inflamatorio, la lesión típica es el comedón. Pueden haber algunas pápulas y pústulas pero en una proporción muy pequeña.

Moderado: Es también llamado pápulo-pustuloso, hay predominio de pápulas y pústulas; hay inflamación y pueden haber algunos nódulos.

Severo: Toma el nombre, en el caso menos severo, de acné nódulo-quístico; ya que las lesiones predominantes son los nódulos y quistes. En su forma más grave aparece el acné quístico conglobata; en el cuál los comedones abiertos tienen poros dobles o triples (puentes) que se comunican internamente entre sí. Estas lesiones siempre dejan cicatrices irreversibles y profundas en la piel.

 

 

Tratamiento

El tratamiento se establece acorde con la intensidad y extensión de las lesiones tanto en el aspecto fisco como en su vida emocional que afectan su calidad de vida. La dermatóloga Yudy Pinzón inicia con una consulta dermatológica integral para establecer el tipo de acné que padece el paciente y en concordancia con el diagnostico determina el tratamiento que puede incluir: sustancias queratolíticas, indicadas para eliminar los comedones, como el ácido retinoico, ácido salicílico, ácido glicólico, pirúvico; seborreguladoras, como los retinoides, peróxido de benzoilo; anti-inflamatorias, como el mismo peróxido de benzoilo, antibióticos en dosis antiinflamatorias como las tetraciclinas, eritromicina.

La isotretinoína es el tratamiento ideal para el acné, es un retinoide (derivado de la vitamina A), que se administra por vía oral, su acción es multifactorial, actúa en todos los factores desencadenantes del acné, es la terapia más efectiva, ya que consigue respuestas completas entre el 70 y el 90% de los casos tratados. Las ventajas de este tratamiento, son: su eficacia (puede tratar completamente el acné, con tasas de recaída del 15-20%, y siempre de menor intensidad al acné previo), mejoría rápida de las lesiones y una importante reducción del riesgo de aparición de cicatrices irreversibles. Al realizar este tratamiento, no es necesario emplear otra terapia, también puede mejorar el aspecto de la piel.

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Los efectos adversos relacionados con la ingesta de la isotretinoina, como piel y mucosas (ojos, boca) secos, aumento de la fotosensibilidad, alteración del hígado (ya que este medicamento se elimina por vía hepática, se debe evitar el consumo concomitante de alcohol), aumento de los niveles de colesterol y triglicéridos; todos estos efectos reversibles al suspender el tratamiento.

También es importante tener en cuenta que los pacientes con tendencia acneica deben tener presente que cualquier producto que sea aplicado en su rostro (maquillaje, crema hidratante, protector solar, etc) deben ser con una base oil free o libre de aceites, ya que de no ser así, los productos pueden empeorar o provocar el acné.  

En conclusión, la dermatóloga Yudy Pinzón cuenta con muchas alternativas para tratar el acné, evitando que deje huellas imborrables en la piel y en la vida. La clave es consultar oportunamente a profesionales expertos.

Casos de éxito